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COMENTARIOS SOBRE LA ACTUALIDAD DE ARAGON

MALOS TIEMPOS PARA LA ECONOMÍA. MALOS TIEMPOS PARA LAS PERSONAS

  La Comisión Europea nos ha dejado los pelos como escarpias con las últimas previsiones sobre la economía española, ya que estima que ésta se contraiga un 2% este año, y un retroceso durante el 2010 de un 0’2%.  De ser correctos estos datos, supondría que la tasa de paro supere el 16% durante el año presente, y que incluso pudiera alcanzar casi el 19% durante 2010 (concretamente un 18,7%). Estos datos de la Comisión empeoran el panorama dibujado por el Ministro de Economía español (Solbes), que por sí mismo ya era preocupante.

Además, desde Europa alertan que la recuperación tardará algo más en España, al detectarse algunos fallos estructurales en nuestro sistema económico (entre otros, el desproporcionado vínculo de nuestras cuentas al sector de la construcción).

Precupante. Muy preocupante. Y lo peor de todo es que hablar de estos datos y de conceptos como “aumento de las cifras de desempleo”, “crisis de liquidez”, etc, de alguna forma y aunque sea involuntariamente, “deshumaniza” la realidad. Efectivamente, en ocasiones, tratar datos de carácter macroeconómicos, o globales, deja a un lado la cruda realidad a la que nos vamos a enfrentar: personas con nombres y apellidos que van a tener dificultades económicas. Será la pareja joven que ha venido a nuestro edificio hace poco y va a tener problemas para afrontar el pago de la hipoteca. Será nuestro matrimonio amigo, que tendrá dificultades en algunos momentos para sacar adelante como ellos quisieran a sus tres hijos. Será el caso de la papelería de al lado de casa, regida por un señor que va a tener que cerrar. Serán nuestros amigos de toda la vida, a los que les ha afectado un expediente de regulación de empleo en su empresa. Es decir, será Jose, Juan, María, Marta, Pedro, etc y sus cónyuges, hijos, sueños, etc. En definitiva, que nunca se debe perder el aspecto humano en estas situaciones.

Las soluciones se presentan complicadas. A priori, de ser cierta la existencia de algún vicio estructural en nuestro sistema económico, deberán aportarse soluciones que afronten también una perspectiva estructural, lejos de actuaciones parciales o “parches”. Es en estos momento cuando los gobiernos deben demostrar su estabilidad, su fuerza y su determinación.

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