ENCONTRADA!!
Hacía frío. El termómetro no superaba el grado centígrado. No nevaba demasiado, pero a veces el viento hacía que los pequeños copos golpearan la cara con fuerza. La verdad es que estaba un poco contrariado. Mi primer objetivo, una ermita que aparecía en el mapa y que aún no había visitado, se me había escapado de las manos. A pesar de que no había una gran distancia a mi destino inicial y de que no parecía a priori que existiera una gran dificultad para acceder y encontrarla, las últimas lluvias y nevadas me jugaron una mala pasada y habían provocado que el pequeño riachuelo que rasgaba el valle (normalmente con poco caudal) bajara bravo. Remonté el cauce para intentar vadearlo, pero no había forma. Si pasaba, era seguro que me calaba las botas acababando chipiado de rodillas hacia abajo, y con el frío que hacía no me apetecía demasiado, la verdad. Permanecí inmóvil durante unos minutos mirando el río e intentando encontrar con la vista un acceso. Mientras tanto, una ardilla confiada cruzó el cauce y el barranco con absoluta sutileza y agilidad. Creo que ni se dio cuenta de que yo estaba tan cerca. En el último momento saltó desde el cauce hasta el primer árbol de la ribera, como si volara. Entonces me di cuenta de que para mí era imposible hacer algo parecido ni remotamente. Así que decidí ir hacia el otro objetivo de la jornada.
Se trataba de una pequeña construcción que no aparecía en ninguno de los mapas de montaña de los últimos años que utilizo para caminar por la montaña. De hecho, la única referencia de ella la obtuve de casualidad, observando un mapa topográfico de principios de siglo. La identificaba en esta vieja carta como "ermita", pero su aspecto podría ser de una simple casa derruida. No había marca gps, ni itinerario, ni señalización. Sabía más o menos por dónde estaba. Pero, claro, sin ninguna garantía de que existiera. Lo que sí tenía muy claro es que, de estar allí, su estado de conservación sería ruinoso (tal vez un par de paredes de piedra) y que seguramente no habría ningún elemento artístico destacable (de lo contrario, estaría señalizado de alguna forma, o se habría trasladado la parte importante). El hecho de que su aspecto fuera ruinoso o no fuera "de interés" artístico u otros, para mí no tiene la más mínima importancia, pues lo que realmente me interesa es el aspecto sociológico: saber que hace un siglo o dos o los que sean, hubo aragoneses que desarrollaban parte de su vida allí. Es la misma sensación que tengo cuando visito un pueblo abandonado. En algunos escritos puedes leer que está destrozado y que salvo la iglesia no hay nada de interés. Para mí no es así y, además de la iglesia o lo que sea, los restos de las viejas casas, bordas o pajares tienen un gran valor, aunque haya que esforzarse un poco para imaginar cómo serían en sus buenos tiempos.
Así que me puse a caminar hacia el nuevo objetivo. Tomé como referencia un barranco en la parte opuesta del río, ya que los caminos que observé en el mapa antiguo no tenían nada que ver con los reflejados en los mapas nuevos. Caminaba por medio del bosque y con ladera bastante inclinada. Había huellas de ganado ovino o caprino, lo cual es buena señal siempre que andas por sendas poco transitadas. Había algún resto también de jabalí, pero no me preocupaba en exceso (aunque me he cruzado con estos animales algunas veces, nunca he tenido ningún problema). En estos casos, me ando con cuidado más por no molestarles que por otra cosa (sin descuidarme, claro). Al fondo vi lo que parecía una trocha ganadera o una especie de camino, pero no estaba seguro (en los mapas no aparecía). De todas formas seguí ascendiendo, y entonces...cuando levanté la vista hacia la parte superior del monte...me pareció ver algo. No llevaba los prismáticos en la mochila (nunca los uso, y para una vez que me hubieran servido, no los llevo). La maleza del bosque, los árboles y la propia inclinación del terreno me hacían dudar. Unos metros más arriba se alzaba "algo". A priori parecía una especie de pilar o un trozo de muro pequeño, pero podría ser algún árbol de tronco grueso (no sería la primera vez que algo así me engaña) o cualquier otra cosa.
Comencé a remontar más rápido, ante la expectativa de poder encontrar la ermita o lo que quedara de ella. Por momentos, perdía de vista el objetivo. Unas veces porque el bosque se volvía más denso. Otras veces porque debía desviarme hacia los lados cuando la pendiente me impedía subir recto. Y entonces me di cuenta que muy cerca volvía a ver la vieja senda, el viejo camino o trocha que no estaba marcado en el mapa. "Sí", pensé. Tengo que estar cerca. Y de repente...¡¡encontrada!!
Era una vieja construcción derruida. La techumbre, obviamente caída. Con una pequeña planta rectangular, a duras penas mantenía en pide tres de sus cuatro muros. La parte de la puerta de entrada también se había desplomado. En principio, huellas de lo que pudo ser un tejado a dos aguas. Tal vez otro tejadillo. Del interior, solo se distinguía un aparador hecho con piedra, y una hilera de piedra a media altura que podría (imaginando mucho) denotar algún tipo de elemento propio de una ermita, o simplemente ser el soporte de una segunda planta o altillo de una instalación ganadera.
Lo primero que hice, fue marcar la situación en el gps, porque tengo que pasar a limpio la situación y las fotos, y volver. Posteriormente, me dediqué a documentar con imágenes la construcción. Y después, cuando ya ha pasado el primer momento de ilusión por haber llegado al objetivo, te da por pensar. ¿Quién lo habría construido? ¿Cuál habría sido su uso? ¿Era realmente una ermita? No había marcas ni señales que la identificaran en forma alguna. ¿Y la gente que lo construyó? ¿Cuándo sería? ¿Cómo sería su forma de vida? En fin, mil preguntas, mil hipótesis...Una forma de viajar en el tiempo a un Aragón originario.
Volveré, espero que pronto. Ahora tengo claro otro acceso mucho más sencillo. Investigaré un poco más y ya os contaré.
4 comentarios
Sergio -
:-)
Amiga -
http://www.youtube.com/watch?v=ziWa_kzVHt4
Sergio -
A ver cuándo te vienes conmigo y con tu cámara.
Por cierto, a pesar de la humedad, no vi ni una seta ¿será que ya no es temporada?
José Luis -
Felicidades, Sergio, por esos momentos de intenso disfrute.