11 DE SEPTIEMBRE
El 11 de septiembre de hace 6 años, creo que podría decirse que, cambió el mundo. Es cierto, pocas fechas van ligadas con tanta fuerza a un hecho concreto, en este caso, el salvaje atentado terrorista contra las torres gemelas en Nueva York. Es una pena que un día sea recordado por actos tan nefastos y deplorables como un atentado terrorista, pero es así. No obstante, en el 11 de septiembre también coinciden otros eventos históricos de signo muy diverso, tales como el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, la Diada de Cataluña o, ya en Aragón, el nacimiento de San José de Calasanz o la proclamación de Ramiro II como Rey de Aragón en Jaca.
No obstante, la evidencia es que a día de hoy, la mayoría de las personas de nuestro entorno relacionan el 11 de septiembre con el triste atentado de las "torres gemelas".
Haciendo memoria, recuerdo ese día perfectamente. Hace seis años. Yo no vivía en mi actual domicilio, sino en otro. Mi hijo Chorche tenía unos pocos meses, y estaba jugando en su parque. En la entrada a casa coincidí con mi mujer, que venía de su despacho. Puse la televisión y mientras me quitaba la corbata vi directamente la imagen de las dos torres, con una de éstas sacando un espeso humo negro. Al principio creí que lo que estaba viendo era un accidente, un incendio que se había provocado en algún sitio en lo que yo al principio identifiqué con algún hotel o similar. Fui a la cocina ayudar a Mayte, y cuando nos sentamos frente a la tele, descubrimos horrorizados la realidad. El choque del segundo avión lo vivimos todos prácticamente en directo. En aquel momento creo que casi ninguno de los testigos ante la pantalla sabíamos realmente las consecuencias y magnitud de este evento. Al volver a las Cortes por la tarde, todos estaban pendientes de radio, televisión, internet, etc y poco a poco fuimos descubriendo la verdad de lo que ocurría. Fue terrible. Un atentado terrorista de una dimensión que nunca habíamos visto. Fue lamentable y muy doloroso, como lo son todos los actos terroristas. Todos lo condenamos enérgicamente.
Los atentados de este grupo terrorista se repitieron en otros lugares del mundo. En Madrid sufrimos también la tragedia un tiempo después. Se desataron también las guerras en Afganistán e Irak... el sufrimiento de muchas personas de lugares muy diferentes del planeta. En fin, que es difícil a veces ser optimista ante este panorama.
La muerte, la destrucción, la guerra...parece que acompañan a la humanidad sine die. Si no somos conscientes de que la resolución de los problemas a cualquier nivel (internacional, personal, local, estatal, etc) no debe admitir jamás el uso de la violencia, estamos condenados a fracasar como sociedad global. Qué pena, que una cosa tan simple no quiera ser entendida.
0 comentarios