19 DE MARZO, DÍA DEL PADRE
Hoy 19 de marzo celebramos el día del padre en España (lo digo así porque sé que tenemos algunas visitas del otro lado del Atlántico). Y hoy mis hijicos (Chorche y Jaime) me han hecho varios regalos. Chorche, como ya es muy mayor con sus seis años, me ha construido un señalador de páginas en el cole, porque sabe que me gusta leer muchos libros y a veces se me pierde la hoja en la que estoy. Por ello me ha confeccionado un bonito marcapáginas azul con una estrella y una luna, y ha puesto en francés "Feliz Día Papá". Jaime, que es más pequeñito (tiene dos añicos) ha ido a la tienda con mamá y me ha elegido un libro para leer... y un perrito de peluche chiquitín que da besitos cuando le presionas en la tripa. Pero el regalo que más he apreciado hoy han sido sus besos y abrazos, su ilusión por darme esos regalos y los nervios que han debido hacer en su espera para comprobar si me gustaban o no.
Y, pensando pensando...creo que este día del padre está al revés. El día del padre debería ser yo quien os regalara a vosotros, Chorche y Jaime, algo. Porque realmente vosotros me regaláis multitud de cosas todos y cada uno de los días. Vuestros juegos, vuestros besicos, vuestros abrazos...todo esos regalos son un lujo para mí. Por eso os quiero con locura.
Y, digo que debería ser yo quien os regalara algo el día de hoy porque ser vuestro padre me ha permitido vivir momentos inenarrables para un blog, ya que algunas situaciones poseen un valor emotivo tan enorme, que no se pueden expresar a través de unas pocas líneas...ni de unos cuantos tomos.
Os lo voy a explicar, si puedo. Por ejemplo, vuestros nacimientos. Parece que fue ayer cuando esa noche entre el 12 y el 13 de enero tú Chorche decidiste salir de la tripita de la mamá. ¡Qué prisa tenías en salir! A lo mejor era porque el último mes el papá se pasó todo el día hablándote a través del ombligo de mamá y te decía "...Taardóón, sal pronto que te esperamos aquí fuera...". Quizá por eso saliste de repente, muy estiradito, muy muy calentito, con los ojitos cerrados. Aún recuerdo el pequeño grito de sorpresa y alegría de mamá cuando la matrona te colocó en su regazo.
Y también me parece ayer esa mañana de 7 de septiembre, cuando tú Jaime decidiste echar un vistazo fuera de la tripita de mamá, para ver quién era ése que desde fuera daba toquecitos con un dedo y al que tú contestabas presionando con un petete, o con una mano. Recuerdo tu carita con los ojos abiertos como diciendo "...Jooopééé, la que he armado con asomarme por ahí afuera...".
O momentos anteriores como la primera vez que, aunque no os podía ver, sí que podía oir vuestros coranzocitos palpitar a un ritmo vertiginoso de vida. O esas primeras ecografías en las que os vi la cara y, frente a la incredulidad de la mamá, dije en ambas ocasiones "...Este niño es igual que yo..." (el tiempo me dio la razón). ¿Cómo puedo pagar yo estas y otras muchas vivencias que me habéis regalado en estos pocos años?
¿Y, además, me hacéis hoy un regalo? ¿Por qué? Vosotros sois mi regalo. Y si no, cómo calificar esos trocitos de nuestra vida en que a ti, Chorche, con muy pocos meses y aún estando en el capazo de bebé, te decía papá "...A ver, Chorche, vamos a hablar de hombre a hombre: aajoo..." y tú, partido de la risa contestabas siempre "...aaaaaaajjjoooooo...". O esa vez en que tú Jaime estuviste malito en el hospital, y te agarraste al cuello de papá buscando protección y no te soltaste en toda la noche quedándote dormidito así sobre mi pecho... Son momentos que, por mucho que me intente explicar, no puedo reflejar a través de palabras escritas.
Y ya más recientemente, recuerdo también ese día, que entré en vuestro cuarto y os encontré sin que os dierais cuenta tumbados en la cama, los dos con las cabecitas juntas y apoyadas, con Chorche leyéndote a ti Jaime un cuento que se titulaba "Te quiero un montón", sin que nadie le hubiera dicho que lo hiciera. Tal vez no te diste cuenta, Jaime pero Chorche te contaba el cuento de memoria, porque era demasiado pequeño como para saber leer. Y tú, Chorche, ¿nunca te has dado cuenta de cómo te mira y lo orgulloso que se siente de ti tu hermano Jaime cada vez que vas al cole o juegas al fútbol? Eres su hermano mayor, su "tato" y te admira. Para él eres su ejemplo...
...Y decís que hoy tenéis un regalo para mí? El regalo sois vosotros. No hay mayor gozo en mi corazón que comprobar que cada día tenéis un beso, un abrazo, una caricia para mí y para mamá. Os quiero muchísimo.
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ines -