Blogia
COMENTARIOS SOBRE LA ACTUALIDAD DE ARAGON

HASTA LUEGO, CIELO

HASTA LUEGO, CIELO

Hola chiquitina. Nunca hubiera querido tener que escribirte esta carta, pero en el fondo de mi corazón sabía que este momento estaba más cerca que lejos. Hoy, chiquitina, ha sido un día muy triste para mí...mucho. Esta tarde te has ido a otro lugar, donde estoy seguro que vas a estar mejor, muy feliz, y desde donde nos vas a ver todos los días y nos vas a cuidar. Sí...ya lo sé,  pero a pesar de todas esas cosas buenas para ti... no puedo alegrarme.

Mi corazón está muy triste...muchísimo. Desde hace unas horas mis ojos están húmedos, y debo reconocer que he roto a llorar varias veces, cuando nadie me veía. Lo siento, no lo puedo evitar...Dejas un huequecito tan hondo en mi corazón, que...no puedo contenerme

Sí, sí... que ya lo sé... que estás muy bien allí, en el cielo. Te imagino saltando de nube en nube, con esa carita de contenta que ponías cuando bajábamos a pasear por la calle. Ibas toda coqueta y guapísima con tu collarcito, y cada tres o cuatro pasitos te volvías a mirarme para comprobar que no me había perdido. Estoy seguro de que allí eres muy feliz pero, Cuqui, no me pidas que esté contento, porque no puedo.

Sólo puedo pedirte perdón por haberte despedido con lágrimas en mis ojos, pero te aseguro que cada una de ellas (y otras que he logrado evitar que recorrieran mis mejillas) son una muestra de lo que te quiero. Porque, Cuqui, si entre beso y beso, caricia y caricia, te he querido decir algo hoy es...gracias. Gracias por lo buena que has sido (y que eres, porque para mí esta separación forzada solo es temporal) conmigo, con Mayte, con Chorche y Jaime (a los que no hemos dicho nada porque te adoran, y siendo tan pequeñitos se podrían disgustar mucho), con Pilar y Jesús (por cierto, ya habrás encontrado ahí arriba a Jesús), con Katy (a la que no vemos hace mucho tiempo, pero seguro que ahora tú ya sabes dónde está)...con todo el mundo. Gracias, chiquitina, por estos catorce años de amor, de cariño, de compañía, de fidelidad...Llegado a este momento, no sé si te lo he sabido agradecer en esta vida...espero que sí, pero...es tan difícil agradecer a alguien tanta felicidad, que creo que no he hecho lo suficiente.

Perdóname, Cuquita...estoy tan triste que no me puedo expresar bien con palabras.

Recuerdo el primer día que nos vimos. ¿Te acuerdas? Claro...claro que te acuerdas...Si fue un flechazo mutuo. Recuerdo que yo estaba esperando en el coche a que Mayte bajara de casa. Se abrió la puerta de su patio, y vi que llevaba una caja de madera de esas que se utilizan para la fruta. Hice un gesto de extrañeza, como diciendo "Pero, qué llevas allí", y de repente una cabecita peludita como un peluche se asomó con curiosidad. Eras un cachorrito pequeñito, como un osito, con tu antifaz gris (que cuando te hiciste más mayor, dio paso a unos preciosos ojos que, según todo el mundo, tenían pintada la raya de maquillaje). Qué día más bonito.

También me acuerdo perfectamente de tu primer paseo por la calle. Fue por la acera de la calle Predicadores. Eras tan pequeñita que te costaba mucho seguirnos el paso. Y, ¿te acuerdas de lo que pasó? Je, je. Sí, que se puso a llover y te asustaste. Te cogí con una mano y te puse dentro de mi cazadora, al abrigo de la lluvia, y tú asomabas la cabecita como chinchando a las gotitas de agua: "...Já, já...Ahora no me moooojooo...", mientras tus orejitas daban saltitos a cada paso que daba.

Luego te hiciste más mayor, y te convertiste en la mejor compañera de Pilar, y la mejor enfermera de Jesús (siempre de guardia). Mayte y yo estudiábamos contigo tumbadita en nuestras rodillas. Otras veces nos quedábamos dormidos los tres, tú encima de mi pecho, sobre mi corazón (como siempre lo has estado y como siempre lo estarás), con unos ronquiditos que nos provocaba la risa a Mayte y a mí. A veces nuestras risas te despertaban, y nos mirabas con cara de fastidio.

Tu juego preferido era lanzarte tus "quecos" por el pasillo para ir corriendo y derrapando sobre las baldosas para cogerlos. ¡La de buenos ratos que has regalado a Chorche y Jaime! ¡Y lo orgullosos que te paseaban los dos por la calle con tu collarcito (ese mismo orgullo que sentías tú de que te pasearan tus dos chicos)!

Me acuerdo también que una vez estuviste a punto de dejarnos, cuando eras pequeña. Pero afortunadamente, ese pequeño susto dio paso a todos estos años que hemos tenido la gran suerte de pasar contigo.

Chorche y Jaime no van a saber que te has tenido que ir y que, para desgracia nuestra, no te vamos a ver en esta vida (en la próxima, espéranos para vivirla juntos también). Ellos creen que te has ido a un pueblecito para que descanses más, porque estás viejita. Lo van a sentir mucho también, pero es mejor que crean eso porque son pequeñicos. Y es que, si tu relación con los mayores ha sido insustituible, qué te voy a contar de la relación con "tus chicos"...¡Qué buena "yayita" has sido con ellos!¡Cómo te quieren!¡Y cómo les quieres! Me acuerdo cómo, cuando eran unos recién nacidos, dormían en su capazo, y tú siempre estabas cerca. A veces te ponían a dos patitas y asomabas la cabecita para olisquearlos y verlos. No van a encontrar alguien que les cuide como lo has hecho tú.

Sabes, Cuqui, que todos estamos muy tristes con tu partida, aunque a la vez, porque tenemos fé, sabemos que estás muy bien, y que nos esperas allá arriba con Jesús, con Pascual... Pero, te echo tanto de menos ya...Cuídanos desde allí arriba, especialmente a Pilar que es mayor y lo está pasando mal con tu ausencia. No te olvides nunca de nosotros, por favor. Nosotros nunca te olvidaremos. Y aunque me veas ahora triste y no me puedas consolar con tus besicos y con tus mimos, no te preocupes porque sé que estás ahí cuidándome a mí, a Mayte, a nuestros hijos (tus chicos), a Pilar...a todos los que te queremos tantísimo.

Muchas gracias por habernos dado tanto. Has marcado nuestras vidas con tu bondad y tu cariño. No puedo decirte adiós, porque siempre vas a estar conmigo en mi corazón,  y porque esto sólo es un "hasta luego".

Muchos, muchos, muchos, muchos besicos de todos. Hasta luego, mi cielo.

Sergio

 

4 comentarios

Sergio -

Gracias Susana. Un besico.

SUSANA -

Lo siento mucho, se les quiere mucho y son uno más de la familia. Un besico a los peques.

Sergio -

Hola Ana. Gracias por los ánimos que me das.
Y aprovecho para agradecer también a los que me habéis mandado un correo electrónico.
Un besico para todos.

Ana -

Profundo el sentimiento... qué hermoso poder sentirlo!! mucho ánimo